TU RELACIÓN ES UNA CUESTIÓN DE TRES

Hay un dicho que reza, “no hay dos sin tres”. Y tu relación de pareja no se escapa de ello…
Te voy a aclarar por qué una relación de pareja es una cuestión de tres. Para que apliques estos principios y duren juntos por siempre.
¿Qué significa eso de que no hay dos sin tres?
Cuando dos personas se unen con un objetivo en común, como por ejemplo, generar un proyecto o construir una sólida relación de pareja…
Se crea algo más allá, que no está en control de ninguno de los dos miembros del equipo o pareja (esa fuerza o poder que nace de la unión de ambos, es lo que se denomina el tercer espacio), y los hace más fuertes.
Es como si de la unión de dos mentes, se generase una tercera, que reúne en un solo lugar, lo mejor y lo peor de ambos para expandir lo que es cada uno, por separado.


Importante…
Ten en cuenta que, para que este tercer espacio surja, es necesario que exista un objetivo claro en común. No se finaliza un proyecto, ni se construye una edificación, sin organización, ni planeación.
Por lo tanto, empezar una relación así porque sí, sin que ninguno de los dos tenga claro el para qué de cada uno… equivaldría a, simplemente juntarse para pasar buenos momentos sin que importe mucho más, ni haya necesidad de tanto esfuerzo.
A la larga sería una unión sin trascendencia. Porque ambas personas estarían perdidas en su propio limbo, sin saber qué quieren de la vida, ni para qué querrían estar a largo plazo, en una relación.
Por eso, se requiere madurez mental y emocional, dedicación, esfuerzo, compromiso y trabajo mutuo, para construir una relación sólida y duradera.
¿QUÉ ES UNA RELACIÓN DE PAREJA?

Es una construcción. Un proyecto que se lleva a cabo por etapas, donde ambas personas deben tener claro el objetivo de cada uno.
Además, deben tener claro qué es aquello que van a construir en el tercer espacio, llamado “relación de pareja”. No es simplemente, ni puede ser tan solo, la unión de dos personas para compartir el tiempo juntos.
Es una unión de tres espacios los cuales son:
tú como persona, tu pareja como ser humano y lo que surge de la unión de ambos (que es ese tercer espacio).
Tú eres un mundo bastante complejo, al igual que tu pareja. Tienes diferentes esferas y necesidades que, aunque se comparten, no son las que alimentan o construyen la relación. Por ejemplo: tu desarrollo profesional, tu crecimiento personal, tu madurez, tu capacidad para comunicar, etc.
Son áreas de las que te debes ocupar por separado (es decir cada uno por su lado las debe trabajar). Áreas que le darán soporte y estabilidad a la relación, pero que no son las necesidades o requerimientos primarios de ese espacio llamado, “relación de pareja”.

Diferenciar esto es vital…
Una relación de pareja no significa simplemente continuar haciendo tu vida y compartir el espacio juntos, porque eso sería ser compañeros de casa.
Es un poco más complejo que esto.
Empezar una relación de pareja es una construcción (aparte de la vida de cada uno), donde cada individuo va a aportar lo que tiene en su interior (lo que ha ido cultivando en su corazón y en su mente).
Estos aportes terminan convirtiéndose en los ladrillos y la materia prima que le darán forma, estabilidad, equilibrio y durabilidad a la relación.

Si tienes miedos y no los has superado, estos serán ladrillos en tu relación, pero no de los que construyen, sino que destruyen, si no lo sabes gestionar por tu cuenta.
Si cargas con traumas del pasado y no los has traspasado con ayuda profesional, también harán parte de esa materia prima que dañará o construirá la relación.
Por eso es vital entender que como ser humano tienes tus propias responsabilidades y no puedes descargar en el otro personaje, el trabajo de hacerte feliz, porque es algo que te compete solo a ti.
Ahora, si has cultivado seguridad en ti, confianza y fuerza, también aportarás eso como materia prima para mejorar tu relación.

No eres tú, ni es tu pareja…
Todo en ti, suma y cuenta. Pero a la larga, la relación como tal no eres tú, ni es tu pareja, es algo más allá de los dos.
Piensa un momento en esto para que lo empieces a distinguir…
Cuando tú trabajas, hablas con tus amigos o compartes con tus padres, cuando estas tú sin tu pareja, estás viviendo tu propia vida sin compartirla con la otra parte. Realmente, solo son pareja cuando están juntos y además, conectados.
Entonces la pareja como tal, es la suma de esos pequeños momentos que viven juntos compenetrados y conectados, no simplemente compartiendo un mismo espacio juntos.
Debido a esto es que, una relación de pareja duradera y estable es la consecuencia de la organización, la planeación, y el compromiso de construir algo nuevo en la vida de ambos, que antes no existía.
Es un mirar hacia adentro para ver qué tipo de materia prima tienen cada uno por separado. Y, empezar a sentar las bases de esa edificación llamada “pareja”, reescribiendo las reglas del juego desde la negociación y la congruencia, de ambos personajes.

Desde otra perspectiva…
El espacio llamado “relación de pareja” es como un árbol que comienza a crecer cuando la semilla es regada con la atracción de ambos y de allí, surge un pequeño brote. El cual es tan frágil, que necesita protección para crecer y desarrollarse, además de buena tierra, nutrientes, agua, sol y aire, si se desea que crezca, se desarrolle y florezca.

Debes tener en cuenta que, en tu relación de pareja, existen muchos factores externos que la ponen en peligro, la desnutren e incluso la pueden destruir. Sin embargo, esos factores son tan indetectables a simples vista, que ninguno de los dos lo nota, hasta que es demasiado tarde.
El punto esencial es que, dichos factores pertenecen al espacio personal de cada uno, por lo que, no se identifican como peligrosos, tóxicos o dañinos. Porque simplemente se normalizan o no se ven como factores de riesgo.
Factores que dañan tu relación de pareja:
- Conversaciones basadas en otras personas o en el pasado.
- Seguir recomendaciones o consejos de personas cercanas involucradas emocionalmente con alguno de los miembros de la pareja, sin ser filtradas antes. (familiares, amigos, etc.)
- Tomar decisiones en medio de conflictos o agitaciones emocionales.
- No trabajar de manera individual, cada uno en su crecimiento personal y su cambio de mentalidad.
- Esperar a que las cosas cambien por sí solas, sin mover ni un dedo, ni buscar ayuda profesional.
- Querer imponerle al otro costumbres de la familia de alguna de las dos partes.
- Creer que conoces a tu pareja y encasillarle dentro de lo que tú piensas que es, sin ver realmente en su esencia.
- Perderse ambos en el cumplimiento de responsabilidades, creyendo que es lo más importante en la vida.
- Creer que la otra persona te entiende o sabe lo que tú piensas y sientes. El otro personaje no es psíquico, ni está dentro de tu piel para leer tu mente. Debes comunicar con claridad lo que piensas o sientes en cualquier situación.
- Tener miedo de ser juzgado o criticado al momento de comunicar cualquier pensamiento, inquietud o preferencia personal.
- Traer los problemas de otras personas a casa.
- No saber resolver conflictos.
- No tener suficiente intimidad y complicidad entre ambos.
- No respetarse entre ambos, el espacio personal de cada individuo por separado.
- No nutrir los espacios de cada uno de manera personal, ni tampoco alimentar el tercer espacio llamado “relación de pareja”.
Estos son algunos de los muchos factores que ponen en peligro tu relación de pareja.
Debido a esto es que, no se puede mirar tan a la ligera, que el pasar tiempo con alguien o el que exista un gusto mutuo, no garantiza ni una relación de pareja, ni mucho menos durabilidad o estabilidad juntos.

Para resumir…
Haz de cuenta que, ambos están cultivando un árbol desde su comienzo más puro, cuando deciden entablar una relación de pareja. Ni tú, ni tu pareja son el árbol, pero la relación si lo es.
Hasta que el árbol esté listo para dar frutos (sea fuerte y estable), necesita de tiempo, nutrición, protección y dedicación.
Cuando ambos están empezando la relación, deben tener especial cuidado en proteger el pequeño brote que está naciendo, de la basura externa (chismes, críticas, problemas de otras personas, del pasado de cada uno, etc.). En ese punto deben crear una especie de cerco o búnker de protección para que nada, ni nadie, interfiera en la vida de ambos como pareja.
En la siguiente etapa, donde ya ha pasado más tiempo, deben mantener la protección, pero prestar especial cuidado a la nutrición y sobre todo, a la calidad de los nutrientes con los que están alimentando ese árbol (relación). Porque tú o tu pareja podrían caer en la rutina y el automatismo de creer, que ya lo saben todo acerca de la otra persona. Debido a que llevan ya un buen tiempo juntos.
Luego de que el árbol ya ha crecido, pero aún no es lo suficiente maduro para florecer, ni dar frutos. Ambos deben tener especial cuidado en mantener el equilibrio entre el cumplimiento de las responsabilidades y el deleite juntos. Esto, por un lado.
Y, por el otro lado…
Cada uno por su cuenta debe nutrir sus propios espacios personales (con actividades y deleites, que nada tengan que ver con estar en pareja o con la otra persona). Porque esta será la clave de mantener nutrida la relación por el resto de sus vidas.
En el momento que uno de los dos pilares de la pareja se desequilibre o se desnutra (es decir, en el momento en que cada uno deje de hacerse feliz a sí mismo a su manera), la relación estará en peligro de extinción.
Debido a esto es que, la mejora, la construcción o el cultivo de una relación de pareja estable, duradera y feliz, se basa en trabajar en los tres espacios que la conforman.
Necesitan del trabajo en equipo para cultivar en ese espacio llamado “relación de pareja”. Y, trabajo individual, en cada uno de los espacios llamados tú y tu pareja.

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